Camilo Alejandro Báez Aponte1
I
Aquí estoy, mientras observo la gente pasar. Me miran y observan lo que llevo puesto, se interesan por ello y quieren tenerlo. Obtenerlo. Ya son varios días aquí encerrado y estoy agotado; les grito, los miro fijamente, les hago muecas, les muestro la lengua, le pego a mi jaula para asustarlos. No pasa nada. Aquí estoy y no me prestan atención. Me asfixia su indiferencia y su crueldad masacra mis entrañas. Soy yo, soy cuerpo, estoy vivo, me muevo, respiro, pienso, siento, me agoto, me enojo, estoy al borde de la frustración, no puedo más.
Un joven se para y me mira, mira las zapatillas, la pantaloneta, la camiseta, todo lo que llevo encima (a la vez que sorbe una malteada y se acomoda sus gafas constantemente), mira el celular y vuelve a mirarme. Luego, continúa su caminata mirando el celular y se pierde entre la muchedumbre. Por un instante creí que vio mi vitalidad, que percibió mi esencia y mi fragilidad. Una lágrima me recorre los pómulos, llega a la quijada y rebota en el suelo.
No sé en qué momento llegué aquí. Recuerdo estar en el parque jugando yermis con mis primos, que llegaron de visita, y amigos del barrio, me recuerdo subiendo árboles, bajando nueces, correteando moscas y gritando con fuerza: “SOY EL REY DEL MUNDO”. Lloro a cantaros y la gente me mira de reojo, algunos paran, miran, se van.
Caída la noche, todos fuera de la jaula se van. Me arrastran al fondo, les grito que me suelten, que me dejen ir, quiero ser yo, quiero vivir en “libertad”. Me aporrean, me desvisten de mi dignidad, de mi ser, de mi cuerpo. Un “médico” me revisa cada noche las extremidades, el cuello, la piel (según él, en busca de raspaduras, cortadas, quiebres, arrugas). Me cambian toda la ropa y me llevan de nuevo a la jaula y me piden (casi obligatoriamente, mientras sostienen un destornillador) que haga una pose de golpe de revés en el tenis. Lo hago inconscientemente, como si mis movimientos fueran generados por un Dios que impulsa y propulsa mi corporeidad.
En la jaula todo es oscuro y me ponen en el pie una cadena (la tapan con unas medias finas y los tenis) y la aseguran al suelo, en la espalda me colocan una varilla gruesa de aluminio y me aseguran a ella para no caer. Alcancé a escuchar que mañana era domingo y la tienda iba estar a reventar. Las ventas debían superar los millones de la semana pasada. Por eso el agite y el estrés. Trataré de dormir de pie como los caballos, pero llevo días sin lograr poder pegar los ojos.
II
La señorita Juana usa un vestido de Jeriam Bertrum, con incrustaciones de diamantes, esmeraldas y zafiros. Esta es una mezcla de vanguardismo con moda abstracta de la década de 1910 en Alemania. Luego de Juana viene el famoso Jack Riso quien luce un traje de Chennal de la década de 1970 con un característico maquillaje en su rostro de Lo Ball. ¡Oh! Se acaba de caer Jack y parece fue muy fuerte el golpe… (silencio) nadie lo ayuda, se levanta con dificultad, camina cojo y lágri… luego de la pausa veremos la línea deportiva con grandes figuras del deporte. Compra ahora la máquina para ejercitarte en casa y rendir má…
A mí derecha pusieron un televisor con programas de moda de alta costura y no puedo apagarlo, ya lo intenté. Quiénes son ellos para decir qué es moda y qué no. ¿Acaso somos la cosificación de los deseos ajenos, la necesidad lucrativa de apariencias superficiales y los burdos imaginarios caprichosos de cuerpos dóciles? Prefiero salir de acá. Me visten a su antojo, me obligan a adoptar posturas técnicas del deporte acorde a lo que uso en el momento. Hace cinco minutos la tienda abrió y los vendedores se hacen en la entrada procurando hacer ingresar clientes.
A mí izquierda siempre ha habido una chica, trato de iniciar una conversación sobre el mundo exterior, sus paisajes, su belleza. Le pregunto si no está cansada, agotada, con ansiedad, pero no obtengo respuesta. No habla, no parpadea, no siente. Tiene el porte de las grandes deportistas y por lo que veo está feliz, con su sonrisa luce lo que le ponen, no cuestiona, no se queja, no le duelen las rodillas. ¿Se siente bien? ¡Eso parece!
No pienso seguir aquí parado como una máquina. Saben… yo siento, yo pienso, soy cuerpo, soy hombre, tengo hambre, tengo sed, me duelen los músculos, las articulaciones, me duele mi ser, mi dignidad, mi vida. Quiero mi vida fuera de los atropellos y las manipulaciones.
III
- última horaaaaa: Seis y cinco minutos de la mañana. Se nos acaba de informar de un presunto robo en un exclusivo centro comercial al norte de la ciudad. En el lugar se encuentra Astrid Bolaña. ¡Qué nos puede contar, Astrid?
- Así es, Lucero. Así es, Lucero (silencio).
- “LA ESTAMOS ESCUCHANDO, ASTRID. ¡¡CONTINÚE!!”
- Así es, Lucero. El hecho habría ocurrido en la madrugada, en una tienda de implementos deportivos. Lo curioso del caso es que al parecer no se llevaron nada de la caja fuerte, ni mucho menos grandes cantidades de mercancía, solamente se llevaron un maniquí con la indumentaria que los vendedores le habrían colocado al terminar la jornada. Para ello rompieron la vitrina y la cadena que cuida al maniquí, y se lo llevaron con la varilla de aluminio que nos dicen los vendedores es para mantenerlo de pie, pero hay algo aún más curioso, y es que al maniquí de mujer no se lo llevaron, sin embargo, le quitaron la cadena y la varilla, y aun así sigue en pie. Estamos esperando la llegada del policía encargado del caso quien está en este instante observando las cámaras de seguridad, tratando de averiguar cómo ingresaron y abandonaron el centro comercial sin ser vistos por los guardas de seguridad.
- Algo muy interesante que se dice… se rumorea entre los comerciantes, es que a ese maniquí algunas personas lo vieron en los últimos días más flaco, ojeroso y estaba empezando a desprender un fuerte olor. Algunos incluso aseguran que es un cuerpo que contiene un alma, algún espíritu, incluso que tiene la capacidad de razonar. Por ahora, lo único que se presume es que fue hurtado.
- Desde el norte de Tobago, Astrid Bolaña. Noticias…noticias cero.
- Estudiante de Licenciatura en Educación Física, noveno semestre. Universidad Pedagógica Nacional. ↩︎



