Nikol Vanessa Capera Martínez1
Laura Sofía Pascagaza Fajardo2
Quisiera saber, ¿tú cómo le llamas? Flor, pepino, berenjena, Mantarraya, la cosita, la varilla, pito, concha ¡NO!, por favor, ¡NO! Se les llama pene y vagina. ¿Por qué? No podemos, como seres humanos, mencionar alguna parte de nuestro cuerpo que es vital para nuestro desarrollo personal. ¿Es que acaso tenemos una educación sexual basada en la vergüenza y el miedo? ¿Quizá pensamos que tocar estos temas puede volver a los jóvenes personas promiscuas? ¿La educación sexual será solo mostrar pornografía o enseñar a tener sexo desenfrenado?
NO DAMAS Y CABALLEROS, ESO NO ES EDUCACIÓN SEXUAL.
¿Qué es la educación sexual? Esta es una educación basada en conocimientos para proteger nuestro propio bienestar, vida e integridad física y emocional ya que nos permite romper tabús, tener identidad, saber cuándo tenemos que colocar límites y tener la confianza de manifestar circunstancias que no son totalmente favorables para nosotros mismos. Hay personas que mencionan el sexo como algo prohibido: si tú eres padre, ¿cuándo empezaste tu primera relación sexual? Ya veo que te da vergüenza mencionarlo. No … aunque intentes prohibir a tus hijos informarse acerca de la sexualidad, la mayoría de jóvenes entre los 14 y 15 años ya han visto pornografía, pero ¿acaso se les ha enseñado que deben tener en cuenta acerca de las relaciones sexuales? O solo esquivaste el tema diciendo:
NO ESTÁS EN EDAD DE SABER O VER ESAS COSAS.
Debemos tener en cuenta que la educación posee una de las riquezas más grandes del mundo, y es el contacto humano. La experiencia corporal ayuda a conservar esos aprendizajes que nos enriquecen desde nuestro ser más profundo, por lo que la educación sexual no solo se basa en tener una relación con otros, sino identificar y proteger nuestro bienestar, ayudándonos a estar seguros y reconocer cuándo iniciar una relación sexual, qué protecciones se pueden usar y son buenas para nuestro cuerpo; por ejemplo, los implantes subdérmicos, poder aclarar tu sexualidad, saber decir que no —y que esto es aceptable en cualquier momento— y tener higiene corporal. Inclusive, la educación sexual nos ayuda a mantener relaciones interpersonales de una manera más positiva, gracias a nuestras diferentes dimensiones como la social, cultural, religiosa o corporal. En Colombia, más del 50 % de embarazos en un año son de niñas menores de edad, entre los 15 y 19 años, niñas a las que nunca se les ha proporcionado una educación sexual favorable, siendo este un derecho que cada persona, sin importar su edad, debería tener.
Hay que mencionar que esto no solo va dirigido a las mujeres y a los productos que se usan durante el periodo, es importante recalcar que encontramos mil y un productos relacionados con el cuidado de la higiene de las mujeres, sobre su protección y su uso, pero ¿acaso hay productos de higiene para el hombre?, ¿acaso se les enseña a los hombres a tener un cuidado corporal de sí y cuidar su estado físico y mental?, ¿se les enseña a las mujeres a tener cierto conocimiento de los límites que pueden a tener los hombres? Acaso conocen de estas cosas, damas y acaso caballeros, conocen todas las contraindicaciones de nuestros productos. Creo que no…
Todas estas cosas hacen parte de nuestra sexolombia, donde desvalorizamos la educación sexual, convirtiéndola en un proceso de perversión de la niñez. Pero ¿acaso los niños están informados cuando llegan a ser víctimas sexuales? ¿Qué haría usted cuando, tal vez su primo, su prima, su hija, su hijo, su sobrino o sobrina no pueden contarle que algo le ha pasado porque no reconoce su propio cuerpo? Informes demuestran que las niñas que reciben educación sexual empiezan a valorarse desde los 10 años. ¿Acaso como educadores estamos listos para tener este tipo de conversaciones sobre educación corporal, sobre la educación que se le debe dar a una persona para fortalecer su conocimiento sobre sí mismo y la sexualidad, o seguimos convirtiendo a la sexualidad en una experiencia donde no hay respeto, ni identidad, no hay emociones ni humanidad. Demos un ejemplo más concreto: si tú eres víctima de violencia sexual, puede que tu familia y tú tengan una educación sexual suficiente para afrontarlo. No es el caso siempre, yo no he podido tener una educación sexual integral para la superación de estas circunstancias tan devastadoras.
El colombiano no está listo para tener este tipo de conversaciones. ¿Cómo estás experiencias y la falta de educación e interiorización luego de la vulneración de derechos pueden afectar al proceso de vida de una persona o una familia? Sexolombia se trata de que Colombia pueda romper con el tabú de la sexualidad como una herramienta de protección e integridad para una educación vista como una paideia desde los procesos de crianza, la vivencia, la educación para la vida, una guía y orientación para el cuidado personal y de la sociedad. Dejemos de reírnos al mencionar la palabra pene y vagina, pues estas hacen parte lo más sagrado para nosotros, nuestro cuerpo. Por una Colombia sexual integral.



